Aunque se tiene poco riesgo de asfixia, la temperatura en el de un maletero puede alcanzar los 60ºC. Trata de no perder la calma

McDonalds
y las empresas similares destruyen el medio ambiente: La carne de las
hamburguesas proviene de reses criadas en lo que antes fueron selvas
tropicales de Centroamérica, deforestadas por esta para la explotación ganadera, destruyendo recursos valiosísimos en aras de la ganancia inmediata.
Mc
Donalds y las empresas similares explotan y se aprovechan de la miseria
de los pueblos de Centroamérica: Los trabajadores de las estancias
mencionadas son peones mal pagados de situación laboral precaria, a los
que no les queda otra opción que aceptar estas condiciones, empujados
por la miseria.
McDonalds
explota y se aprovecha de la necesidad de sus propios empleados: Esta
empresa aplica, con cajeros, mozos, parrilleros y demás empleados, una
estricta política de “no huelgas, no reclamos, no sindicatos y no
estabilidad”, política que aplica sin restricciones a nivel mundial, sin
importarle ni adaptarse a la legislación laboral de cada país. ¡Y
todavía se supone que cada pueblo debe de estar agradecido cuando
McDonalds decida abrir una sucursal en su país, ya que “las inversiones”
siempre son buenas (el dinero nunca hiede) y “generan empleo” (no
importa en qué condiciones, también la esclavitud y la mita eran
generadoras de empleo, hay que decirlo)! Que nuestros ridículos
gobiernos latinoamericanos –que sólo son fuertes con el débil- se
arrodillen ante cualquier multinacional no es nada nuevo, que el
gobierno de los EEUU permita a las mismas multinacionales hacer y
deshacer a su antojo tampoco, ya que siempre se ha guiado por la frase
de Theodore Roosvelt “lo que es bueno para la General Motors..”. Nos
sorprende que también los baluartes europeos del "estado del bienestar",
donde los derechos del trabajador eran una "conquista" al parecer
irreversible (anda y fíate del Estado para que te defienda), lo
permitan. McDonalds está en la punta de lanza de la destrucción, a la
chita callando, de los derechos laborales.
McDonalds
y otras empresas similares venden un producto básicamente dañino para
la salud, y además buscan capturar al público infantil. La “comida
chatarra” no es completa. Tiene serias deficiencias en el área de las
vitaminas, sobre todo. Lo que no sería tan grave si se vendiera como un
producto aislado, pero se vende como una alternativa completa de
almuerzo y merienda ¡e incluso de merienda escolar! Un niño que casi
todos los días almuerce o meriende comida de McDonalds correrá un serio
riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas, por la cantidad de
colesterol que tiene esta porquería. Qué , además, va acompañada de
gaseosas que no alimentan, que están llenas de azúcares (que sólo
engordan y atacan los dientes) y contienen cafeina, un ingrediente
adictivo. Si a las tabacaleras se les exige que coloquen el cartelito
“fumar es dañino para la salud” en las cajetillas y paquetes, ¿por qué
no hacer lo mismo con McDonalds y similares? Si una tabacalera buscara
capturar al público infantil, ¿no nos parecería escandaloso? Se dirá que
una hamburguesa de vez en cuando no hace daño, pero un cigarrillo una
vez por mes o incluso por semana no creemos que cause tampoco ningún
problema. Se dirá que esta comida, a diferencia del tabaco, no es
adictiva (lo cual habría que comprobar) pero la marihuana tampoco genera
más que una ligera dependencia psíquica, ¿por qué no somos coherentes y
legalizamos la marihuana, permitiendo, además, que se venda a los
niños?
Por
último, McDonalds y otras empresas similares generan una cantidad de
basura impresionante. Esto es producto de todo su embalaje aparatoso y
superfluo, nacido de su intención de presentar el local y la marca como
“un mundo mágico” de dudoso gusto. En conclusión, la lucha antiMcDonalds
no es un disparate ni mucho menos. McDonalds y las empresas similares
deberían cambiar radicalmente o desaparecer. Ahora, amigo consumidor, la
pelota está en su campo.